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jueves, 12 de enero de 2023

REVOLUCIÓN AGROECOLÓGICA: ensayo

 


El campo es una fuente de muchos recursos, sin embargo no se le ha prestado tanta atención como debería y ha sido dejado a un lado. En la actualidad, el campo tiene que afrontar muchos problemas como la pobreza, la disminución de la mano de obra, la poca infraestructura, las precarias condiciones para la comercialización de productos, los costos elevados de producción, entre otros. Por lo cual, se debe plantear estrategias para mitigar todos estos problemas. La aplicación de la ecología en la agricultura es muy ambiciosa al buscar la solución de esta crisis, por lo que se va a ilustrar en los siguientes párrafos un recorrido jerarquizado de como la agroecología puede intervenir en diferentes aspectos para el beneficio de los campesinos y la sociedad en sí.

El campo en el pasado se caracterizaba por ser sustentable, obtenía los recursos necesarios del medio ambiente y se promovía y protegía estos recursos para las generaciones futuras. Sin embargo, las comunidades campesinas fueron cada vez más empujadas para transitar a un negocio extractivita como lo menciona Sevilla y González (1990). De esta forma, incorporaron fertilizantes, pesticidas, maquinaria agrícola y demás tecnologías para mejorar la productividad del campo. Uno de los ejemplos más visibles es el monocultivo, Vérant (s.f.) muestra el monocultivo de palma africana en una comunidad de Nicaragua, en donde se ha generado impactos de manera social, económica y ambiental. Por lo tanto, estas prácticas no condujeron a la sustentabilidad, en lugar de esto produce graves daños al medio ambiente (Vandermeer y Perfecto, 2013) y al del hábitat del ser humano.

Meadows et al. (1972) expone las proyecciones del futuro si continuamos con esta forma de producción salvaje. El resultado de estas proyecciones no son para nada alentadoras, la contaminación continuará aumentando de tal forma que incrementará la tasa de mortalidad, se disminuirá la producción de alimentos y los recursos se agotarían. Además de lo anterior, el cambio climático es un problema latente. Este fenómeno está creciendo aceleradamente y el tipo de agricultura que se está desarrollando lo está promoviendo. El porcentaje de gases de efecto invernadero emitidos por la agricultura y otros tipos de actividades agrícolas es de 24% (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, 2015).

Por lo que los campesinos no la tienen para nada fácil, porque requieren un sustento, pero la forma como se está haciendo afecta el lugar donde vive. No obstante, pueden recibir apoyo de agentes externos para que a través de sus diferentes especialidades puedan llegar a un consenso y establecer las mejores estrategias para enfrentar los diversos problemas que se afronta en el campo (Conway, 1983). Esto se realiza a través del uso de la teoría general de sistemas promulgada por Bertalanffy (1976), para reconocer los elementos que integran el sistema, las fronteras y las jerarquías. Otra alternativa es la propuesta por la FAO (2005) en donde toman como ejemplo un proyecto desarrollado en Nicaragua, empleando una metodología para realizar un diagnóstico sistemático teniendo en cuenta la perspectiva de género. Por medio de este diagnóstico se determinan las falencias de la comunidad y se establecen estrategias y planes a seguir.   

Estas estrategias de solución deben ir encaminadas hacia la agroecología. Algunas personas relacionan la agroecología con la agricultura tradicional y aunque puede ser parte de ella, no se puede romantizar del todo. Es necesario que se integre la agricultura tradicional, porque los conocimientos son amplios y locales, con la ecología, ya que está provee conocimientos específicos y generales (Vandermeer y Perfecto, 2013). De esta forma, la finca involucra los saberes ancestrales de los campesinos y la complejidad ecológica.

El agroecosistema debe reconocer que dentro de los sistemas de producción de la finca ocurren muchas interacciones entre sus mismos organismos y con el medio ambiente. Por lo que es necesario conocer los conceptos básicos de la ecología, entendiéndose como el estudio de los seres vivos con su medio ambiente (Haeckel, 1866). Para este caso se puede tomar como ejemplo la milpa, los elementos de ésta son los diversos individuos que convergen en esta área como el maíz, la calabaza, el frijol, los quelites, los árboles, la fauna, entre otros. Estos seres vivos, conocidos como biocenosis por Mobius (1877 citado en Glaubrecht, 2008), se relacionan entre sí y establecen relaciones simbióticas como el frijol que fija nitrógeno en el suelo a través de una relación con las bacterias Rhizobium. Además, el frijol emplea la estructura del maíz para enredarse y continuar con su proceso vegetativo, por el otro lado las calabazas se dispersan por el suelo, previniendo la erosión y manteniendo la humedad en el suelo.

Las relaciones en la milpa trascienden mucho más y pueden llegar a ser muy complejas (Vandermeer y Perfecto, 2013). Esto puede ser apreciado en el proceso de la fotosíntesis y en la productividad de un individuo al capturar energía solar. Asimismo, la transferencia de energía de un nivel trófico a otro (Odum, 1968). En el caso de la milpa, los roedores comen algunas mazorcas de maíz, estos a su vez son cazados por los zorros y en algunos casos estos se vuelven en la presa del ser humano. Aunque toda la energía no es aprovechada desde un nivel trófico a otro debido a factores como la respiración, la depredación y la descomposición, que permite retornar los individuos de la cadena trófica al suelo y de esta forma reincorporarlos al ciclo a través de la absorción de nutrientes por las plantas (Lindeman, 1942).

Asimismo, se deben involucrar principios que integren la ecología y la agricultura en la finca. Altieri (1995 citado en Altieri y Toledo, 2011) propone sistemas de producción biodiversos, resilientes, eficientes energéticamente y socialmente justos. Esto quiere decir, sistemas de producción que no solamente se preocupan por una producción limpia con agricultura conservacionista o agricultura orgánica, sino más bien involucrar aspectos económicos, sociales, políticos y ambientales para que el campesino pueda asegurar una soberanía alimentaria.

Por lo tanto, para lograr este ecodearrollo, que Sachs (1981) lo define como un desarrollo socialmente deseable, económicamente viable y económicamente prudente, se requiere que se involucren todas las entidades que hacen parte del sistema alimentario. Principalmente, el gobierno tiene que crear políticas públicas para mitigar los impactos que se están haciendo en el medio ambiente, además permitirle al campesino que decida la forma como quiere producir y obtener su alimento. Sin embargo, esto parece complicado en los países latinoamericanos en donde la clase dirigente solo se preocupa por los intereses particulares de ciertas personas y no por el bien común. Por lo que es necesario la unión de fuerzas de los campesinos, asociaciones obreras y demás para generar resistencia y presionar al estado para que cumpla efectivamente su papel como gobernante.

Igualmente, es necesario que el campesino cambie su pensamiento de asistencialismo al estar a la espera de recursos que entidades gubernamentales o internacionales les puedan ofrecer.  Ellos deben suscitar entusiasmo ante las políticas que los beneficien y las implementen para su bienestar en el campo, reconociendo que las ayudas mancomunadas que se hacen es principalmente para mejorar su calidad de vida y trayendo también como resultado la reducción de los impactos que se generan en el planeta.

Finalmente como se ha visto, el mundo está atravesando por muchas dificultades y de alguna manera el campo ha sido uno de los causantes debido al modelo extractivista que se ha promocionado en las últimas décadas. Por lo tanto, es necesaria una revolución agroecológica para que se realice una transición a un modelo de agricultura sustentable. Se requiere del trabajo tanto del estado, a través de la formulación de políticas, como del entusiasmo del productor para poder lograr este gran objetivo y poder permitirle a otras muchas generaciones habitar en esta casa común.

 


 

LITERATURA CITADA

 

Altieri, M., & Toledo, V. (2011). La revolución agroecológica en Latinoamérica . Obtenido de Grupo Semillas: https://www.semillas.org.co/apc-aa-files/5d99b14191c59782eab3da99d8f95126/AGROECOLOGIA_ALTIERTOLEDO.pdf

Bertalanffy, L. (1976). Teoría general de sistemas.

Conway, G. (1983). Agroecosystem analysis.

FAO. (2005). Género y sistemas de producción campesinos: lecciones de Nicaragua .

Glaubrecht, M. (2008). Homage to Karl August Möbius (1825–1908) and his contributions to biology: zoologist, ecologist, and director at the Museum für Naturkunde in Berlin. Zoosystematics and Evolution, 9-30.

Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. (2015). Contribución del grupo de trabajo III al quinto informe de evaluación del grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático.

Haeckel, E. (1866). Generelle Morphologie.

Lindeman, R. (1942). The trophicdynamic aspect of ecology. Ecology, 399-417.

Meadows, D., Meadows, D., Randers, J., & Behrens, W. (1972). Los limites de crecimiento .

Odum, E. (1968). Energy flow in ecosystems: a historical review. American Zoologist, 11-18.

Sachs, I. (1981). Ecodesarrollo: concepto, aplicación, beneficios y riesgos.

Sevilla, E. G. (1990). Ecosociología: Elementos teóricos para el análisis de la coevolución social y ecológica en la agricultura.

Vandermeer, J., & Perfecto, I. (2013). Tradiciones complejas: intersección de marcos teóricos en la investigación agroecológica. Agroecología, 55-63.

Veránt, S. (s.f.). Diagnóstico agrario de una pequeña región agropecuaria en el municipio del Castillo en Nicaragua.

 

 

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