LA PEDAGOGÍA
Hoy
en día la pedagogía se conoce como una actividad humana sistemática que orienta
las acciones educativas y de formación, se plantean los principios, métodos,
prácticas, maneras de pensar y modelos que son sus elementos constitutivos. La pedagogía
tiene por objeto el aspecto sistemático de la actividad humana conductora de
las acciones educativas y de formación. Como toda actividad humana, tiene sus
principios y sus métodos; define una función humana, describe una conducta
específica, socialmente construida, principalmente en la escuela y en las
instituciones formadoras. La pedagogía además participa en los cambios y
evoluciones a las que estamos asistiendo; sin embargo, la pedagogía tiene
también su propia historia y su propia cultura: la de las prácticas, la de las
maneras de pensar y la sus propios modelos. Ella contribuye a la
profesionalización de los oficios del profesor (Mendosa, s.f.).
Bajo
la forma más concreta, la pedagogía surge esencialmente de la escuela, pero no
exclusivamente; y claro está, no siempre ha sido de esta manera. La pedagogía
interpela a veces a la escuela, es su dimensión crítica. Una unidad cultural y
funcional de la pedagogía se construye progresivamente alrededor de la escuela,
sin que sea posible confundirlas completamente. Es de esta convergencia que
surgen los roles del profesor y del estudiante. La escuela organiza
sistemáticamente el encuentro del estudiante con los saberes, apuesta por la
construcción de su propia identidad social y cultural. En la “escuela”, porque
se dice que hay “escuela”, allí donde este encuentro está organizado,
profesores y estudiantes se vuelven a encontrar en un establecimiento, unidos
en la realización de esta actividad. Hay entonces pedagogía de escuela,
pedagogía escolar. La escuela, el profesor, el alumno, los padres, la clase,
los saberes, la organización escolar, tales son los componentes visibles de la
actividad pedagógica en nuestras sociedades.
Sin
embargo, sabemos que una buena pedagogía, constituye buenos conocimientos, saberes,
beneficios formativos, y motivaciones. Por eso, es importante destacar que la
pedagogía se nutre de los aportes de diversas ciencias y disciplinas, como la
antropología, la psicología, la filosofía, la medicina y la sociología. Pero,
cabe subrayar también que hay autores que sostienen que la pedagogía no es una
ciencia, sino que es un arte o un tipo
de conocimiento. Esta parte viene siendo cada vez más importante, por diversas razones: la
extensión de los conocimientos, la elevación de los niveles de competencias
necesarias, el movimiento social de profesionalización de los quehaceres
relacionados con la formación. Se debe siempre aprender más, o de manera
diferente, y entonces aprender más sobre su actividad, se convierte en un
principio activo. Así, la actividad pedagógica toma su lugar entre las
actividades humanas esenciales. Pero, para ello es necesario saber aceptar sus
permanencias y cambios (Mendosa, s.f.).
Además,
el término “pedagogía” a menudo es mal comprendido, él designa un campo de conocimientos
y de acciones cada vez más complejo. Destinada a los niños o a los adultos, la
pedagogía cuenta con una competencia técnica y profesional y constituye un
principio de estudio e investigación. Ella no se reduce, como se entiende a
veces, a un saber hacer compartido por todos o a un quehacer infantilizante.
Nuestra sociedad desarrolla cada vez más “organizaciones aprendices”.
Formación, información y saber están en el centro de las principales dinámicas
sociales y hacen de la actividad pedagógica cada vez más un asunto estratégico.
Acaso, ¿Nuestra sociedad no se vuelve pedagógica? La pedagogía tiene por objeto
el aspecto sistemático de la actividad humana conductora de las acciones
educativas y de formación. Como toda actividad humana, tiene sus principios y
sus métodos; define una función humana, describe una conducta específica,
socialmente construida, principalmente en la escuela y en las instituciones
formadoras. La pedagogía participa en los cambios y evoluciones a las que
estamos asistiendo; sin embargo, la pedagogía tiene también su propia historia
y su propia cultura: la de las prácticas, la de las maneras de pensar y la sus
propios modelos. Ella contribuye a la profesionalización de los oficios del
profesor (Mendosa, s.f.).
Bien,
un pedagogo debe facilitar los procesos educativos y de comunicación a los
estudiantes, lo que implica un acercamiento y conocimiento en el proceso de enseñanza o aprendizaje,
teniendo en cuenta los recursos técnicos y humanos, el plan de estudio, los
elementos teóricos que claramente deben ser pedagógicos, y además unas claras
expectativas tanto el docente como el estudiante.
La
tarea del maestro debe ser de conductor,
ya que es quien propicia, y dirige la labor de aprendizaje, el educando asume
un papel activo en el proceso de enseñanza ya que el aprendizaje debe ser
reciproco y cumplir con las necesidades y los intereses que tenga el alumno (Mendosa,
s.f.).
Sin
embargo, existen muchos factores por las cuales el estudiante se ve desmotivado
frente a sus actividades educativas, como por ejemplo la falta de interés
frente al aprendizaje, o la poca facilidad para entender los temas. ¿En
realidad es posible que la tecnología pueda sustituir los docentes por falta de
una buena pedagogía? Rotundamente el docente debe saber lo que enseña pero
también debe saber cómo enseñarlo, ya que existen casos en los que la mala
comunicación entre docente alumno no permiten que se transmitan los
conocimientos deseados. Viéndolo desde ese punto de vista los jóvenes de hoy en
día, tratan de buscar nuevas fuentes que les facilite lo que desean y necesitan
saber. Por esa razón es importante mencionar que es un problema de gran
magnitud el no encontrar una estrategia que ayude tanto al maestro como al
estudiante a seguir con su labor de la manera más responsable y al mismo tiempo
muy entretenida.
Los
maestros deben permitirse orientar los procesos de formación de los
estudiantes. Un saber que se nutra de la historia que da a conocer propuestas
que los pedagogos han desarrollado a lo largo de los siglos, pero que también
se debe construir diariamente en la relación personal o colegiada sobre lo que
acontece diariamente en el trabajo con alumnos, alumnas y colegas, sobre los
logros propuestos y obtenidos, sobre las metodologías más apropiadas para
conseguir desarrollo humano y la construcción de la nueva Colombia.
En
conclusión el saber pedagógico se debe producir permanentemente cuando la
comunidad educativa investiga el sentido de lo que hace, las características de
aquellos y aquellas a quienes enseña, la pertinencia y la trascendencia de lo
que enseña. La pedagogía debe llevar al maestro a percibir los procesos que
suceden a su alrededor y a buscar los mejores procedimientos para intervenir
críticas innovativamente en ellos.
Bibliografía:
• Hevia Daysi (s.f.), Arte y pedagogía,
recuperado el 24 de noviembre de 2014,
http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/williamsoler/arte_y_pedagogia.pdf
• Mendosa (s.f.), Pedagogía y escuela
http://www.utp.edu.co/~chumanas/revistas/revistas/rev26/gomez.htm
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